Es lo más normal que los adolescentes
quieran pasar más tiempo con sus amigos que con sus padres a medida que van creciendo.
Nuestro trabajo está en orientar a los niños a ser independientes, y eso
significa dejarlos mover por el mundo. Por suerte, yo he aceptado las
necesidades de dependencia de nuestros hijos y me afirmo en su desarrollo como
persona independiente, haciendo que se quede conectado con nosotros, incluso
cuando sus enfoques de vida cambian.
Es crĂtico que durante los años de la
adolescencia los padres sigan siendo la brĂşjula emocional y moral de sus hijos.
Los niños comienzan a experimentar con las relaciones Ăntimas fuera de la
familia, pero para hacer eso con Ă©xito, tienen que ser capaces de confiar en
esas relaciones Ăntimas sĂłlidas que se les ha mostrado en casa.
AsĂ que es importante que los padres se
den cuenta de que los años de la adolescencia significan que tienen que
invertir esfuerzo extra para tener una conexiĂłn crucial con sus hijos. Siempre
será normal que un joven de 17 años quiera centrar todo fuera de la familia, y
un niño de 13 años que quiera hacer eso, empezará a buscar sus intereses fuera
de casa.
Tenemos que invitar a nuestros hijos a
confiar en nosotros emocionalmente hasta que estén preparados para depender de
sĂ mismos. Con demasiada frecuencia, en nuestra cultura, dejamos que los
adolescentes transfieran su dependencia fuera de la familia, con resultados
desastrosos. Los adolescentes a menudo renuncian a lo mejor de ellos mismos por
cuestiones pasajeras, sĂłlo para estrellarse contra la dura realidad de que
otros adolescentes no son capaz de ofrecerles lo que necesitan.
No es un signo de desarrollo emocional
saludable para un adolescente el empujar a los padres a la distancia, o que los
padres lo permitan. Esa es una señal de una relación dañada. El intento de los
padres cuando su relación con su hijo se daña es como intentar empujar una roca
cuesta arriba. Nunca será demasiado tarde en la relación con tu hijo para hacer
trabajos de reparaciĂłn y acercamiento. Pero sin duda, es mucho más difĂcil
construir la fuerte conexiĂłn que se desea si no hay una buena base.
Sin la comprensiĂłn de la vida interior de
tu hijo adolescente, es difĂcil entender lo que quiere. No estoy diciendo que si
tienes más conexión significa que te gustarán más sus cosas, y tampoco que hará
caso de las que tĂş quieres para Ă©l. Esa es una de las ventajas de ser un adulto
(esperamos que puedas tener un mejor juicio de tu hijo). Su corteza frontal
está aĂşn en desarrollo en sus veinte años, por lo que todavĂa está la
construcciĂłn de su control de los impulsos y la capacidad de prever las
consecuencias de sus acciones. El buen juicio, después de todo, se desarrolla a
partir de experiencia combinada con la reflexión. La vida proporcionará a tu
hijo la experiencia. Tu trabajo es asegurarte de que tienes la oportunidad de
reflexionar sobre su experiencia. Pero no se puede hacer eso si juzgas sus
malas decisiones. Tienes que hacer buenas preguntas y escuchar sus propias
conclusiones.
AsĂ que empieza lento, buscando esa conexiĂłn. Encuentra maneras de estar con tu hijo todos los dĂas, y tiempos más largos en los fines de semana. Escucha más de lo que habla. Como dice Stephen Covey, "Buscad antes de entender." Con el tiempo, la relaciĂłn con tu hijo adolescente se profundizará, incluso mientras está pasando un montĂłn de tiempo con sus amigos y actividades. De hecho, no te sorprendas si una noche se deja caer en tu cama justo cuando estás a punto de apagar la luz para dormir, y quiere hablar de lo que está pasando en su vida en ese momento. Lo sĂ©, quizás necesites dormir, ¡pero lo que te está dando es un voto de confianza! Cada adolescente necesita al menos una relaciĂłn asĂ en su viaje hacia la independencia.
Escrito por la Dra. Laura Markham, fundadora de AhaParenting.com y autora de los libros Peaceful Parents, Happy Kids: How to stop yelling and star connecting y Peaceful, Happy Siblings: How to stop fighting and raise friends for life.
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