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Por qué los niños olvidadizos son más inteligentes



Cómo funciona la memoria de los niños
¿Qué tal están tus hijos de memoria? Si estás poniendo los ojos en blanco y piensas en todas las veces que ha olvidado apuntar los deberes, recoger su habitación o lavarse los dientes, respira hondo y sonríe. Sí, tienes un hijo desmemoriado y olvidadizo, pero a cambio, tiene una excelente capacidad intelectual. Y es que, un estudio viene a decir que los niños olvidadizos son más inteligentes, ¿qué te parece?
La memoria y la inteligencia en la infancia
Tener una memoria prodigiosa es una cualidad reservada a tan unos pocos privilegiados. Son esas personas que recuerdan lugares, fechas, acontecimientos o cualquier principio matemático que hayan estudiado a los 12 años, me maravilla. Aquellos que te ganan al Trivial sin que te haya dado tiempo a lanzar el dado. Encuentran  en el almacén de su memoria cualquier dato de forma ágil y eficaz.

Sin embargo, lo más común y frecuente, sobre todo en la infancia, es encontrarnos con personas y niños cuya memoria a corto, medio y largo plazo, es eso... corta. A pesar de que en la infancia es una de las épocas donde más trabajamos la memoria, los niños la ejercitan todos los días para poder realizar todos los aprendizajes que necesitan. 
Si enfrentamos a las personas con buena memoria y a las de mala memoria, ¿significa que unos son más inteligentes que otros? La realidad es que no, y esto lo ha puesto a prueba un equipo de profesores de la Universidad de Toronto liderados por los investigadores Paul Frankland y Blake Richards. Este equipo descubrió que tener una excelente memoria no tiene nada que ver con la inteligencia. De hecho, pusieron de relieve que los adultos y niños olvidadizos son más inteligentes. 
Los adultos y niños más olvidadizos son más inteligentes
El estudio vino a explicar que olvidar detalles ocasionales es algo normal y que, recordar un panorama general en lugar de pequeñas cosas es mejor para el cerebro, a largo plazo. 
Nuestros recuerdos se almacenan en el hipocampo y el cerebro actúa eliminando aquello que no es necesario o fundamental para nosotros. El funcionamiento que tiene el cerebro nos ayuda a optimizar decisiones para aferrarnos a lo importante y desechar lo que no lo es. El cerebro decide por tanto, qué recordar y qué olvidar. ¿Por qué? Cuando almacenamos demasiados recuerdos, pueden entrar en conflicto unos con otros y afectar a la toma de decisiones. 
De hecho, uno de los estudios de Frankland en ratones descubrió que, a medida que incorporamos nuevos recuerdos, se sobreescriben sobre los viejos y hacen que sea más difícil acceder a ellos. Esto, según los expertos, puede permitirnos adaptarnos a situaciones nuevas al soltar información obsoleta y potencialmente engañosa. 
Por lo tanto, si tu hijo olvida aquello que acaba de leer, no recuerda lo que acabas de pedirle o se deja a menudo el libro en el colegio, relativiza un poco y piensa que estos pequeños olvidos los tenemos todos, incluido tú mismo (a no ser que seas de aquellos con la memoria prodigiosa que no pierde ni una al Trivial). Nuestro cerebro está seleccionando los recuerdos y almacenando lo que es esencial.
Solo si olvida mucho más de lo normal, sería motivo de preocupación, de lo contrario, es una señal de que su sistema de memoria está en perfectas condiciones, muy sano y está haciendo justo lo que debe hacer. 

extraído de: www.guiainfantil.com


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