"Mi hijo estaba siendo muy grosero y agresivo. Me gritaba por todo, por lo que finalmente termine de perder la paciencia y le grite que fuera a su habitaciĂłn, luego se echĂł a llorar y lloro y lloro. Finalmente se recuperĂł lo suficiente como para decir que tenĂa miedo del primer grado... "-. Tara
Cuando los niños están teniendo
un tiempo difĂcil, sus sentimientos por lo general estallan con las personas con
las que se sienten seguros. Es natural que nos enojamos, que los regañemos y
decirles que se comporten, o enviarlos a sus habitaciones. Pero cuando los
niños actúan grosero y agresivo, que no están tratando de complicarnos más la
vida sino que están tratando de enviarnos un aviso.
Si respondemos gritando, con amenazar,
o los enviamos a que "se calmen", estamos cerramos una puerta que
han abierto, dejándolos luchar por su propia cuenta. Por supuesto, la
beligerancia de su hijo podrĂa parecerse más a un campo de minas que una puerta
abierta. Pero es lo mejor que puede hacer en ese momento, y ¿quiĂ©n ha dicho que
ser padre es fácil?
1. Recuerde que su hijo le está
enviando un aviso de ayuda. Naturalmente,
uno se alarma cuando tu hijo esta siendo grosero contigo. Lo mejor es respirar
profundo y mantener la calma y estarĂas modelando una habilidad crĂtica para tu
hijo: la autorregulación. Los niños aprenden mucho más de lo que hacemos que de
lo que decimos, si tu tono predeterminado es respetuoso, el de tu hijo será asĂ
también.
2. Dar un suave recordatorio de
que su tono es perjudicial. En lugar de
una amonestaciĂłn, reconoce que Ă©l debe estar triste o molesto y lo invitas a
hablar de ello: " Debes de estar muy molesto para hablarme de esa manera...
¿QuĂ© está pasando, cariño?”
3. La respuesta de tu hijo a tu
amable invitación para hablar, probablemente servirá para desatar un torrente
de malestar en su dirección. Deberás escuchar con mucha atención todas las razones
de su terrible, injusta e insoportable vida- y tal vez incluso de que todo es
tu culpa. No lo tomes como algo personal, todos decimos cosas que no queremos
decir cuando estamos molestos. La buena noticia es, que te está mostrando todo
lo que molesta en lugar de celebrarlo.
4. EmpatĂa. Lo sĂ©, te grita, y
se supone que debes sentir empatĂa? Pero eso es lo que le ayuda a sentirse
seguro expresar esas emociones, que es lo que los cura. "Oh, cariño... No
es de extrañar que estés molesto... Ya veo..." resistir la tentación de
hablar con él de sus sentimientos o minimizarlos. Por supuesto, él está
exagerando, ha estado acumulando una gran cantidad de trastornos. Y tal vez el
malestar real es algo más profundo, y él ni siquiera sabe lo que realmente es.
5. Si tu hijo responde a tu
empatĂa con más rabia, deja de hablar. Por lo general, cuando los seres humanos
que están molestos realmente se siente comprendido, de empiezan a llorar, pero
a veces esos sentimientos son insoportables y atacan verbalmente al otro. En ese
caso, deja de hablar y siente todo ese dolor que se muestra en su cara. Tome
una respiraciĂłn profunda y di " lo siento esto es muy difĂcil, cariño.
Estoy aquà para ti y solucionarlo cuando estés listo".
6. SĂ© un modelo y asume la
responsabilidad de reconocer cualquier parte del malestar de tu hijo en el que
contribuiste. "Oh, no es de extrañar que estés tan molesto, cariño. Me
olvidĂ© por completo que te habĂa dicho que podrĂamos estar juntos esta noche. Y
ahora estoy full y no podrĂ© cumplir, ¡lo siento mucho! ¿CĂłmo podemos solucionar
este problema?"
7. Escucha más, por lo que su
hijo quizás pueda tener algunas soluciones. Resiste la tentación de decirle a tu
hijo cĂłmo resolver el problema, al menos que hayas ayudado a crearlas. En su
lugar, escuchar y hacer preguntas.
8. Más tarde, le ayudara a
reflexionar sobre lo sucedido. Esto
desarrolla la inteligencia emocional, por el que se establecen los circuitos
neuronales en el cerebro que permiten que su hijo gestione mejor sus emociones.
Pero lejos de la vergĂĽenza y la culpa, tu hijo nunca va a querer hablar contigo.
Los niños no aprenden de conferencias, tampoco.
En su lugar, recurre a su
compasiĂłn y sentido del humor, y ofrece una conversaciĂłn suave: "He estado
trabajando duro para mantener la calma últimamente.... Pero no fue fácil para
mĂ mantener la calma cuando estabas tan molesto.... Al principio me sentĂ muy
mal... Entonces vi todos esos grandes sentimientos! estoy tan contenta de que
me hayas contado... "
Observe que no ha regañado ni
exigido una disculpa. Eso crea una actitud defensiva. Si, en cambio, estableces
tu propia experiencia y los ayudas, tendrá la oportunidad de ver cómo le afectan
a los demás. Y es posible que se sorprenda y esto ayude a que ofrezca una sincera
disculpa, un agradecimiento, o un "te amo!".
¿Y si no lo hace? RecuĂ©rdale
que siempre estás ahĂ para escucharlo cuando este molesto. PregĂşntale quĂ© se podrĂas
hacer para la prĂłxima vez que se sienta asĂ. ¿Hay algo que podrĂa hacer de
manera diferente para ayudarla? ¿Hay algo que podĂa hacer de manera diferente
en expresar su malestar? A continuaciĂłn, dale un abrazo y cambiar de tema a
algo que le haga reĂr, para disipar cualquier tensiĂłn persistente.
SĂ, esto toma más un poco más
de trabajo que solo enviar a tu hijo a
su habitaciĂłn. Pero a medida que se repita este proceso a lo largo de su
infancia, el niño aprende sobre la inteligencia emocional, la empatĂa y las
habilidades de resolución de problemas. Con el tiempo, se dará cuenta de que no
tiene que gritar para ser escuchado. ¡Y tu tambiĂ©n!
Tomado del blog de AhaParenting.com.
Traducido por Campamento Mi Guarimba.
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