Para qué sirven realmente las vitaminas en los niños
Las funciones de las vitaminas en la alimentación de los niños
para qué sirven las vitaminas
Las vitaminas son moléculas que el cuerpo necesita para crecer, desarrollarse y, en general, para funcionar con normalidad. El cuerpo necesita el aporte de 13 vitaminas (A, grupo B, que incluye tiamina, riboflavina, niacina, ácido pantoténico, biotina, vitamina B6, vitamina B12 y acido folico, C, D, E y K), ya que cada una desempeña una función específica en el organismo.
Las vitaminas se encuentran, junto con los minerales y/o oligoelementos, dentro del grupo que denominamos micronutrientes, ya que se necesitan generalmente en pequeñas cantidades. Están presentes en los alimentos y es el modo en que el cuerpo, normalmente, las obtiene. Aunque existen también en el organismo, sin embargo, algunas rutas para sintetizar vitaminas, como las vitaminas D y K, son más complicadas.
Hay dos tipos de vitaminas, liposolubles e hidrosolubles. Por norma general, un exceso de vitaminas liposolubles (vitaminas A, D, E y K) es tóxico, ya que el organismo tiene mayores dificultades para su eliminación. En particular, la vitamina A es especialmente tóxica cuando se administra en exceso en la infancia, por lo que no conviene administrar al niño complementos vitamínicos sin supervisión pediátrica. Por su parte, el exceso de vitaminas hidrosolubles se elimina fácilmente a través de la orina.
Por otra parte, y aunque las vitaminas, así como los minerales, no aportan calorías, su deficiencia si puede hacer engordar. El motivo científico detrás de esta ganancia de peso es muy simple: el cuerpo, que es muy sabio, se ve necesitado de una vitamina y demanda que se aumente la ingesta (lo cual propicia el aumento de peso), para así tener más posibilidades de obtener la vitamina deficitaria.
Consecuencias derivas de la falta de vitaminas
Uno de los principales problemas de la deficiencia en vitaminas no es el aumento de peso, sino los problemas de salud individuales debidos a la función específica que desempeña cada vitamina.
La carencia de vitamina D, por ejemplo, puede significar que el niño deje de crecer o alcance una talla más pequeña de lo que debería. Puede desarrollarse también raquitismo, una enfermedad relativamente poco frecuente en la que los huesos se vuelven blandos y se doblan. Además, al ayudar al organismo a absorber correctamente el calcio, su escasez puede derivar en unos huesos débiles que se rompan con facilidad.
Por otro lado, la escasez de vitaminas B12, C y ácido fólico se relaciona con la aparición de anemia megaloblástica, una enfermedad en la que escasean los glóbulos rojos sanos, es decir, los que circulan en sangre presentan un tamaño elevado y una forma ovalada y no son aptos para transportar oxígeno a las células –esta anemia no es la misma que la causada por deficiencia de hierro-. En particular, cuando el niño se alimenta con una dieta estrictamente vegana, existe un riesgo elevado de anemia megaloblástica, ya que la vitamina B12 solo se encuentra en alimentos de origen animal.
extraido de: www.guiainfantil.com
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