A medida que los niños regresan a clases y se preparan para un nuevo año
de importantes actividades extracurriculares, los padres deben tener
una pregunta en mente sĂ sus hijos aman los deportes o el atletismo,
pregĂşntele a los organizadores de la competencia: “¿Cuáles niños son premiados?”.
SĂ la respuesta es “todos los niños se ganan un trofeo” busque otro plan.
Los trofeos fueron artĂculos poco comunes en la antigĂĽedad,
normalmente eran anillos de plata o copas compradas en joyerĂas para ocasiones
realmente especiales. Sin embargo en la dĂ©cada de 1960 estos artĂculos
comenzaron a ser producidos en masa, vendidos en tiendas de artĂculos
deportivos, comercializados en catálogos para profesores y entrenadores.
Actualmente, los trofeos de participaciĂłn y premios son
casi un regalo dándoles seguridad a los niños de ser ganadores. Un programa de
verano ubicado en Maryland (Estados Unidos) entrega premios todos los dĂas aunque el
“dĂa” del programa solo tiene una hora de duraciĂłn. Una sucursal al sur de
California de “American Youth Soccer
Organization” (A.Y.S.O por sus
siglas en inglés) entrega aproximadamente 3.500 trofeos por temporada, cada
jugador obtiene un trofeo y alrededor de un tercio de ellos obtiene dos, a
escala nacional las sucursales regionales de “A.Y.S.O” gastan hasta un 12 % de
sus ingresos anuales en trofeos para los participantes. La venta de trofeos y
premios es considerada una industria de 3 mil millones de dĂłlares anuales en
Estados Unidos y Canadá.
Durante años junto con Po Bronson hemos realizado
reportajes sobre los efectos del elogio y el reconocimiento sobre los niños. La
ciencia lo muestra claramente, la condecoraciĂłn puede ser un poderoso
motivador, sin embargo continúo reconocimiento no inspira a los niños a alcanzar
el éxito, por el contrario puede causar malos resultados.
Carol Dweck, profesora de psicologĂa en la Universidad de
Stanford, descubrió que los niños responden positivamente al elogio, disfrutan
escuchar que son realmente talentosos, inteligentes, etc. Sin embargo, después
de tantos elogios sobre sus habilidades innatas colapsan frente a su primera
experiencia difĂcil y se desmoralizan por su fracaso, como consecuencia los
niños prefieren evadir el riesgo de fracasar nuevamente.
En los Ăşltimos experimentos de “Eye-tracking” realizados por los investigadores Bradley Morris and
Shannon Zentall, se les pidió a los niños realizar dibujos, aquellos niños
quienes escucharon elogios sugiriendo que poseen talentos innatos estuvieron
dos veces más obsesionados con los errores que realizaron en sus dibujos.
Los niños de 4 o 5 años sorprendentemente son capaces de
identificar quien posee habilidades innatas y sobresale, o quien se esfuerza para
alcanzar el éxito, no son engañados fácilmente con trofeos. Quienes se destacan
y son engañados renuncian, mientras que aquellos quienes se sienten engañados
cuando no son reconocidos por sus logros podrĂan tambiĂ©n darse por vencidos.
Resulta que, una vez que los niños tienen dominio de una
actividad, la emociĂłn e incertidumbre de una competencia real puede llegar a
ser una actividad muy interesante. Si ellos saben que automáticamente por
participar conseguirán un premio ¿Cuál es la motivaciĂłn por mejorar? Para que molestarse en obtener habilidades de
resolución de conflictos, cuando nunca existen obstáculos para sobrepasar.
Si yo fuera un entrenador de beisbol anunciarĂa en mi
primera reunión que solo habrán 3 premios: el mejor jugador en general, el más
destacado y el mejor deportista, les darĂa
a los niños una lista de cosas que deben realizar para ganarse los trofeos, de
esta manera ellos sabrĂan desde el primer momento que la excelencia, la mejora,
el carácter y la constancia serĂan tomados en cuenta.
Antes de sancionar a los niños debemos considerar sus
niveles de desarrollo cognitivos y emocionales, podrĂamos ser de mayor ayuda si
cambiamos nuestro punto de vista cuando el resultado es negativo. Sin embargo,
cuando se refiere a recompensas, se dice que todos los niños deben ser tratados
de igual manera, todos deben ganar. Esto es incorrecto, siempre existirán
resultados negativos no solo para los niños, sino para la sociedad en general.

Estudios realizados sobre los recientes aumentos de
narcisismo demostró que los cuartos de estudiantes universitarios están llenos
de trofeos de participaciĂłn, esto es parte de un gran mensaje cultural sobre
alcanzar el éxito, solo debes participar para tener éxito. Aquellos que han
crecido recibiendo interminables premios por realizar el trabajo necesario para
avanzar y no han tenido la necesidad de esforzarse para hacerlo cada vez mejor,
luego en sus trabajos continĂşan creyendo que la asistencia es todo lo que se
necesita para obtener un ascenso.
En la vida “Se pierde con más frecuencia de lo que se gana,
incluso si eres bueno en lo que haces, tienes que acostumbrarte a esto para
seguir adelante” me explico la Sra. Twenge.
Cuando
los niños cometen errores, nuestro trabajo no debe ser darle un giro a estas
derrotas para convertirlas en una victoria decorada. Por el contrario nuestro
trabajo es ayudarlos a superar los contratiempos y ver el progreso obtenido con
el tiempo, que incluso será más importante que una simple victoria o derrota,
por otro lado también es importante incentivarlos a felicitar cordialmente a
quien tuvo éxito cuando ellos fracasaron. Para lograrlo es necesario rechazar
todos esos plásticos y hojalatas que carecen de sentido destinados a basureros.
Debemos impedir que las industrias de trofeos dirijan la vida de nuestros
hijos.
Este
año escolar, vamos a luchar por el derecho de nuestros hijos de perder.
Realizado por: Ashley
Merryman
Traducido por:
Campamento Mi Guarimba
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