Trabajar en un
campamento es algo maravilloso, pero no todo es diversión y juegos (aunque la
mayoría del tiempo si) hay una verdad que esta un poco oculta, en el mundo de
campamentos se trabaja por muchas horas por poco dinero, algo parecido a la
vida real ¿no?.
El mundo laboral, la
vida y la sociedad en general traen competencias, desorganización y situaciones
de las cuales tenemos que aprender a salir adelante. Pero esto es una
declaración acerca de todas las cosas buenas que he recibido, las experiencias
que he pasado, siento confianza en mi habilidad de tomar las decisiones
correctas y en mi capacidad de utilizar los recursos que me fueron dados para
superar obstáculos y resolver problemas. Tengo confianza en mí misma, soy
independiente, recursiva y tengo mucha confianza en mis habilidades, muchas de
estas cosas las he desarrollado gracias
al campamento.
El campamento me ha
dado mucho de esta confianza en mí misma, me hizo llegar a un nivel donde pocos
adolescentes de mi edad pueden decir que están, me ha enseñado a asumir
responsabilidades que otras personas con más edad no han podido asumir. Soy joven, dispuesta a aprender, puedo cometer
errores, caer y volverme a levantar. Soy una creyente de que la vida se compone
de las decisiones que tomamos y, por eso y muchas razones mas voy a seguir
trabajando en campamentos: las experiencias, las conexiones, la oportunidad de
ser parte de un equipo, trabajar con niños, aprender a entender a otros,
mejorar mi confianza, aprender a ser compasiva y mucho más.
Yo escogí el
campamento como mi segundo hogar y me di cuenta que no se le puede poner una
etiqueta de precios a las experiencias que me han ayudado a formarme como
persona y es por estas experiencias que he vivido en el campamento que he
formado tanta confianza en mis habilidades. Por esto y muchas cosas más escribí
este artículo, para compartir el profundo impacto que ha tenido el campamento
en mí y sé que algún día tendré que dejarlo y seguir adelante, tal vez mañana,
o en unos años ¿quién sabe? Pero nunca me arrepentiré de haber entregado tantos
veranos a hacer algo tan especial como es trabajar con niños, es algo que nunca
olvidaré.
Articulo escrito por
Victoria Ware, que ha pasado 12 veranos en el campamento Walden en Toronto,
Canada.
0 comentarios:
Publicar un comentario