El 20% de los niños tienen una sensibilidad muy
alta, que les hace vivir las cosas de un modo más intenso que el resto. Por
ello precisan una educación algo diferente.
Cómo
identificar si tu hijo es hipersensible:
¿Tu
hijo protesta si le pones calcetines con costuras? ¿Llora cuando ve que los demás sufren?
¿Es melindroso con la comida? ¿No soporta los ambientes ruidosos? Si
contestas afirmativamente a estas preguntas, es muy probable que tu hijo sea
hipersensible.
Desde su nacimiento, el
niño hipersensible lo percibe todo con mayor
intensidad(luz, ruido, tensiones...). Aborrece los cambios y
prefiere la rutina: todos los días la misma secuencia de baño, toma y a dormir.
Una gran afluencia de estímulos le sobreexcita y le hace llorar o enrabietarse.
De mayorcito, reflexiona más que otros niños, hace preguntas muy difíciles de
contestar e intuye el estado de ánimo de sus padres nada más verlos
Debido a la intensidad con la que viven las cosas, los niños
hipersensibles suelen tener reacciones muy fuertes: rabietas, gritos... Aprovecha los arrebatos de
tu hijo para darle ejemplo y enseñarle a controlarse. Respira hondo para
intentar mantenerte serena.
Intenta contactar con él, llegar a su interior, mirándole a los ojos o
dándole un abrazo. De este modo se calmará. Sin embargo, ten en cuenta que
algunos niñosno
toleran bien el contacto físico en los momentos de rabia. Si el tuyo
es uno de ellos, limítate a quedarte a su lado. Enséñale a describir las emociones que siente. Las palabras controlan los
impulsos y son un mecanismo de protección para suavizar las reacciones. Para
entrenarle, pregúntale de vez en cuando cómo se siente y por qué.
De 1 a
2 años: adáptate a sus necesidades
A
medida que el bebé crece, se enfrenta a más cambios y transiciones: nuevos
lugares, personas, circunstancias, hábitos y estímulos. Con las siguientes
pautas facilitarás a tu hijo de 1 a 2
años la aceptación
de todas estas novedades:
- · Aprende a reconocer sus primeras señales de excitación, que son diferentes en cada niño: se frota los ojos, patalea, grita... E inicia una actividad que le tranquilice, como darle un masaje, bañarle, cantarle...
- · Acopla tu ritmo al suyo. Si al salir del pediatra le notas más nervioso de lo habitual, llévalo directamente a casa, posponiendo otros planes. En su entorno familiar puede relajarse mejor.
- · Protégele en aquellas situaciones que sabes que le ponen nervioso: ve al supermercado cuando haya menos gente, tápale los oídos si los coches pitan en un atasco...
De 3 a
5 años: buenas pautas
Ya
es “mayor” y vive más experiencias en casa, con los niños del parque, en el
colegio... Afortunadamente, ya lleva unos años de aprendizaje y esta
experiencia, unida a que tú le conoces muy bien y sabes cómo tratarle, le ayuda
a tolerar las novedades con menos dificultad. Siguiendo estas recomendaciones
vuestro día a día será más fácil aún:
- · No le sorprendas, cuéntale siempre vuestros planes. Y ante una novedad importante, como un viaje, prepárale con un par de semanas de antelación.
- · Avísale con tiempo de lo que tiene que hacer a continuación (“dentro de cinco minutos comeremos”).
- · Dale tiempo para terminar las cosas, porque dejarlas a medias le pone nervioso. Ahora bien, si se os hace tarde y a él le falta mucho para terminar su dibujo, dile algo como “luego podrás rematarlo mejor”.
- · Para evitar que la tarea de vestirle se convierta en un conflicto diario, además de comprarle prendas de tejidos muy suaves, evita que tengan elásticos y el cuello alto.
- · Tu hijo tiene un sentido del gusto muy fino y es selectivo con la comida. Si no come mucho, ten siempre preparados tentempiés nutritivos, que le alimenten sin empacharle.
- · Procura que no vea la tele más de 45 minutos diarios y, si es posible, que no sean seguidos.
- · En cualquier caso, acepta con paciencia las protestas de tu hijo. Si no tienes problemas con su rigidez, tolerar las situaciones nuevas le será más fácil.
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