¿Se
puede ser alérgico sin saberlo?
Para
los alergólogos la respuesta es afirmativa, sobre todo en la infancia y
juventud, y hay una serie de indicios de desarreglos inmunológicos, que pueden
pasar inadvertidos para los padres aunque alteran considerablemente la calidad
de vida de sus descendientes.
La
“alergia invisible” es un problema que se produce sobre todo en la niñez,
cuando es difícil que un pequeño reconozca que sus síntomas obedecen a una
enfermedad y que sus padres lo observen, según el doctor Javier Subiza, experto
en aerobiología, de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica,
SEAIC.
Existe
una serie de señales de alarma, comportamientos y síntomas que los niños no
presentan habitualmente o que normalmente tienen con una frecuencia mucho
menor, los cuales pueden indicar la presencia de un asma o rinitis de tipo
alérgico, el cual no ha sido diagnosticado y requiere tratamiento médico.
Si los descubre en sus hijos, acuda al
alergólogo: el especialista que aborda los trastornos del sistema inmunológico,
que originan las alergias respiratorias, alimentarias, dermatológicas y de otro
tipo, las cuales a veces pueden afectar a varios órganos y aparatos, o se
“entrecruzan”, exacerbándose unas a otras.
·
Falta de ganas de hacer deporte. Si su hijo rehúsa ir con sus amigos a jugar al
fútbol o a otra actividad deportiva del colegio, puede que no lo haga porque
nota opresión en el pecho, que se cansa más que los demás o no llega adonde
ellos lo hacen.
Puede
deberse a un asma alérgico inducido por el ejercicio, el cual puede detectarse
por medio de una prueba de esfuerzo, que consiste en hacer correr al pequeño en
una cinta andadora y comprobar si después presenta una obstrucción bronquial.
·
Tendencia a la obesidad. Dado que prefieren quedarse mirando la televisión,
jugando con la videoconsola o efectuando actividades sedentarias, los niños con
asma leve intermitente son propensos a ganar más peso que los niños activos.
·
Repetición del “saludo alérgico”. Este movimiento característico, que consiste
en frotarse con la palma de la mano la nariz y levantarla hacia arriba, lo
hacen los niños al notar que tiene su apéndice nasal obstruido y con picor, con
lo cual la desbloquean momentáneamente y se rascan. Lo hacen continuamente y a
veces con tanta frecuencia, que se les produce un pliegue nasal transverso, de
tanto frotarse. Es un signo muy claro de una rinitis alérgica.
·
Ojeras frecuentes o excesivas. La inflamación de la nariz por dentro dificulta
la circulación venosa de la sangre en la zona inferior a los ojos produciendo
una congestión y el clásico color verde-azulado de los vasos sanguíneos
congestionados.
·
Sueño nocturno con la boca abierta. Los padres deben observar si el pequeño
duerme con la boca abierta o cerrada, ya que en muchos casos la apertura bucal
se debe a una alergia que provoca una obstrucción nasal. Así, el niño debe
respirar por la boca ya que no puede mover el aire por la nariz.
tomado de: guia-infantil.com
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